Compuesto
originalmente en latín, el nombre se debe a que así empieza su primer verso (Te
Deum laudamus...) Se suele denominar también “Himno Ambrosiano”, compuesto en
común por San Ambrosio de Milán y San Agustín de Hipona: en el año 387.
Recientes
han verificado que el Te Deum en realidad fue escrito en el S. IV por Aniceto
de Remesiana.
Por lo
tanto, su origen remonta probablemente a la primera mitad del siglo IV.
En las
naciones que tienen a la religión católica como religión oficial, como por
ejemplo Argentina, Colombia, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú y República
Dominicana, se acostumbra celebrar en las principales fiestas patrias un Te
Deum en las iglesias catedrales de las distintas diócesis. En Argentina
puntualmente, el festejo se realiza en los actos del 25 de mayo y el 9 de
julio.
“A ti, oh
Dios te alabamos y te bendecimos”, así reza esta celebración religiosa, con la
que manifestamos todos los años nuestra gratitud a Dios por el don de nuestra
Patria.
Historia de
los Te Deum en Argentina.
Luego de la Conformación del Primer Gobierno Patrio, las autoridades que
integraban la Primera Junta cruzaron la plaza y se dirigieron a la catedral
para dar gracias a Dios por ayudar en este primer paso hacia la libertad, en el
territorio que luego sería llamado Argentina.Desde entonces, todos los años se
siguió con esta tradición, encabezada por las principales autoridades y más
tarde, por el Presidente de la Nación. Al comenzar el proceso revolucionario,
el nuevo gobierno, decidió encargarles a los párrocos y curas, tareas de
persuasión y propaganda.
Recuperada
la Democracia, los sucesivos presidentes de la Nación desde 1983 hasta la
fecha, han continuado con la tradición de asistir a la celebración del Te Deum
del 25 de mayo.
Desde el
2005 en adelante el Gobierno decidió trasladar la sede de la celebración a
distintas iglesias catedrales del Interior y ya no realizarla en la catedral
metropolitana. Este acontecimiento inédito en la historia de nuestro país.
Texto
original en latín
Te Deum
laudamus:
te Dominum
confitemur.
Te aeternum
Patrem,
omnis terra
veneratur.
Tibi omnes
angeli,
tibi caeli
et universae potestates:
tibi
cherubim et seraphim,
incessabili
voce proclamant:
Sanctus,
Sanctus, Sanctus
Dominus Deus
Sabaoth.
Pleni sunt
caeli et terra
majestatis
gloriae tuae.
Te gloriosus
Apostolorum chorus,
te
prophetarum laudabilis numerus,
te martyrum
candidatus laudat exercitus.
Te per orbem
terrarum
sancta
confitetur Ecclesia,
Patrem
immensae maiestatis;
venerandum
tuum verum et unicum Filium;
Sanctum
quoque Paraclitum Spiritum.
Tu rex
gloriae, Christe.
Tu Patris
sempiternus es Filius.
Tu, ad
liberandum suscepturus hominem,
non
horruisti Virginis uterum.
Tu, devicto
mortis aculeo,
aperuisti
credentibus regna caelorum.
Tu ad
dexteram Dei sedes,
in gloria
Patris.
Iudex crederis
esse venturus.
Te ergo
quaesumus, tuis famulis subveni,
quos
pretioso sanguine redemisti.
Aeterna fac
cum sanctis
tuis in gloria numerari.
Salvum fac
populum tuum, Domine,
et benedic
hereditati tuae.
Et rege eos,
et extolle
illos usque in aeternum.
Per singulos
dies benedicimus te;
et laudamus
nomen tuum in saeculum,
et in
saeculum saeculi.
Dignare,
Domine, die isto
sine peccato
nos custodire.
Miserere
nostri, Domine,
miserere
nostri.
Fiat
misericordia tua, Domine, super nos,
quem ad
modum speravimus in te.
In te,
Domine, speravi:
non
confundar in aeternum.
Texto en
español
A ti, oh
Dios, te alabamos,
a ti, Señor,
te reconocemos.
A ti, eterno
Padre,
te venera
toda la creación.
Los ángeles
todos, los cielos
y todas las
potestades te honran.
Los
querubines y serafines
te cantan
sin cesar:
Santo,
Santo, Santo es el Señor,
Dios de los
ejércitos.
Los cielos y
la tierra
están llenos
de la majestad de tu gloria.
A ti te
ensalza el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud
admirable de los profetas,
el blanco
ejército de los mártires.
A ti la
Iglesia santa,
extendida
por toda la tierra,te aclama:
Padre de
inmensa majestad,
Hijo único y
verdadero, digno de adoración,
Espíritu
Santo, defensor.
Tú eres el
Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el
Hijo único del Padre.
Tú, para
liberar al hombre,
aceptaste la
condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas
las cadenas de la muerte,
abriste a
los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú sentado a
la derecha de Dios
en la gloria
del Padre.
Creemos que
un día has de venir como juez.
Te rogamos,
pues, que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes
redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en
la gloria eterna
nos
asociemos a tus santos.
Salva a tu
pueblo, Señor,
y bendice tu
heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo
eternamente.
Día tras día
te bendecimos
y alabamos
tu nombre para siempre,
por
eternidad de eternidades.
Dígnate,
Señor, en este día
guardarnos
del pecado.
Ten piedad
de nosotros, Señor,
ten piedad
de nosotros.
Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo
esperamos de ti.
En ti,
Señor, confié,
no me veré
defraudado para siempre.
Ceremonial
del Te Deum
Se invita al
Cuerpo Diplomático (si lo hubiese) y autoridades nacionales y provinciales
conforme al orden de precedencia vigente, con quince días de anticipación.
Se
comunicara a las correspondientes autoridades eclesiásticas, militares,
policiales.
Una hora
antes del Tedeum el Jefe de Estado recibe saludos de las autoridades
nacionales.
Media hora
antes del Tedeum, saludaran al Mandatario las autoridades extranjeras y Cuerpo
Diplomático extranjero acreditado.
El
Presidente y demás autoridades nacionales o extrajeras, es decir, según el
caso; se dirigen al recinto donde serán ubicados según el orden de precedencia
en vigor.
Se Tendrá en
cuenta:
Mirando
hacia el altar y sobre la nave principal, los asientos del lado izquierdo de la
nave (derecha del altar) tienen precedencia sobre los del lado opuesto.
El orden se
cuenta desde la primera fila, comenzando por el asiento mas próximo al camino
central.
Los lugares
1 y 2 serán para las máximas autoridades, el Presidente o Gobernador ubica a la
derecha y el Vicepresidente o Vicegobernador a la izquierda. El lugar 3 y 4 a
sus respectivos cónyuges o, si la ceremonia es para autoridades solamente, a
aquellos que le sigan en el orden.
Luego sobre
la nave principal o central, mirando hacia el altar se ubicaran en el orden de
precedencia que el recinto permita y según los principios enunciados.
El resto de
las autoridades nacionales, toman su lugar en el sector izquierdo de la nave
transversal, los invitados que no figuren en el orden de precedencia, se
reservara la nave lateral izquierda para mujeres y la derecha para hombres.
Cuando
finaliza el oficio, el Cardenal u Obispo primado acompaña al Presidente o
Gobernador y a las autoridades hasta el peristilo de la Catedral.