En la
búsqueda de soluciones efectivas y resultados sobresalientes, algunas
administraciones y empresas han adoptado la práctica de contratar profesionales
y empresas de otras ciudades, bajo el argumento de que "son mejores"
que los locales. Esta tendencia, a primera vista pragmática, encierra una serie
de problemáticas que merecen un breve análisis.
En un mundo
globalizado, resulta comprensible que las organizaciones y administraciones
recurran a talento de otras ciudades o países para resolver problemas
complejos. Sin embargo, cuando esta práctica se convierte en una regla tácita,
basada en la presunción de que "lo de afuera es mejor", estamos ante
una dinámica que desmotiva a los profesionales de la comunidad y obstaculizan
el desarrollo económico regional.
La
contratación de empresas y profesionales externos puede justificarse en casos
excepcionales, pero es preocupante cuando se convierte en un hábito que
desestima al talento local. Este fenómeno no solo refleja una falta de
confianza en los recursos propios, sino que perpetúa un prejuicio que
desacredita injustamente a quienes trabajan y contribuyen al desarrollo de sus
comunidades.
El talento
local no solo es competitivo, sino que ofrece un conocimiento valioso sobre el
entorno, las particularidades culturales y las dinámicas sociales de la región.
Ignorarlo no solo es una decisión económica cuestionable, sino también una
pérdida estratégica. Al optar por alternativas externas, muchas veces más
costosas, se desperdician oportunidades de fortalecer capacidades locales,
estimular la economía y construir redes de colaboración.
El verdadero
progreso no se mide solo por la capacidad de atraer soluciones externas, sino
por la habilidad de empoderar a quienes forman parte del propio entorno.
Reconocer el valor del talento local no es solo una cuestión de justicia, sino
una estrategia inteligente para construir comunidades más fuertes, autónomas y
sostenibles. Apostar por lo nuestro no implica cerrar las puertas al mundo,
sino abrirlas desde una base sólida que reconozca que el potencial para crecer
y transformar está, muchas veces, en las manos y las ideas de quienes comparten
nuestra realidad, nuestras calles y nuestras aspiraciones.